El valor del queso

jueves, julio 19, 2007

Había una vez..tia, hijo de un torero y de una vaca. Era visitador de carnicero. Caminaba 50 km. por día con la misma alpargata y cada noche dejaba sus dos alpargatas en la azotea. Cuando corría un vientito, el olor a pata llegaba hasta las márgenes del Nilo.Un traficante de queso, llamado Muhamar Bolismán El Rodilludo, advirtió que se le estaba vaciando el depósito. “Oh, Alá, Alá, Ala marosca, si no hay queso me quedo sin mosca” –pero qué diiice-. Entonces apareció el bichito de la razón y le dijo: “Hombre, puez deja de lamentarte y secuestra el queso más valioso del mundo”. Bolismán El Rodilludo, esculpido de asombro, preguntó: “¿Y dónde está el queso más valioso del mundo? ¿En “Aguilar, grande de verdad”? A lo que el bichito de la razón contestó: “¡Pero qué dice. Hombre, esta noche sal a la vereda (y luego deja el salero adentro) y déjate llevar por el olor a pata hasta que lo veas. Allí lanzarás tu caña de pescar, cazarás dos alpagartas y lo llevarás a tu depósito. Y mañana, cuando te levantes, en tu depósito tendrás el queso más valioso del mundo”. Para ventilar su nariz del olor a pata, Bolismán El Rodilludo hizo un ventilador nasal haciéndose un moño con los bigotes e hizo lo que le aconsejó el bichito de la razón.Al amanecer, Bolismán el Rodilludo no dejó de agradecer a Alá por el milagro. Pero como ese queso era una alpargata robada, lo que había hecho, no estaba ¡legitimado!Entonces, esta vez el bichito de la razón, de Crónica y de diario Popular también apareció ante el visitador de carniceros, que ya no podía trabajar para comer, porque no tenía alpargatas y le dijo: “Hombre, tomad la tarjeta de crédito y ve al almacén de Bolismán El Rodilludo y compra un kilo del queso más valioso del mundo y como buen comilón, cómetelo”. Tras gastar una fortuna en ese queso, el visitador de carnicero se lo comió todo. E inmediatamente dos lagartijas entraron por la ventana con un rodaje de hilos de oro e iniciaron un armonioso y elaborado tejido en los dos pies de la bestia. De este modo, las patas de la bestia se vistieron de oro. Sin poder creerlo, la bestia agradeció el favor concedido a Alá. Entonces, nuevamente se apareció el bichito de la razón y le dijo: “Bestia, no olvides que yo te hice el favor. Págame diez hormas del queso más valioso del mundo y saldaremos las cuentas”. Y así lo hizo.Moraleja: “las buenas ideas son bien pagas”.Colorín colorado, este cuento se ha acabado. Ponemos un tema y... nos vamos de la radio. ¡Pero qué diiice!

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